#Percepción

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La indisciplina de la percepción
Atribuir significado a los estímulos que se presentan en el mundo es una de las funciones principales del cerebro. Esta configuración de significados se encuentra mediada por el proceso perceptivo, que determina profundamente la relación que el sujeto establece con la realidad y los modos con los que la aprende. Gracias a ello, la percepción ha motivado exhaustivas investigaciones en la teoría del conocimiento y en la creación artística; filosofía, ciencia, literatura y arte incursionan en los procesos perceptivo atraídas por su compleja naturaleza y sus implicaciones en el desarrollo humano e intentan responder a cuestiones como qué es un concepto, qué es un recuerdo o qué es una emoción. Algunas perspectivas de interés transdisciplinar responden a cuestiones como el proceso de conceptualización, las nociones de "neuronas espejo" y "plasticidad neuronal" u otras convencionalmente consideradas "abstractas", como la belleza, el amor o la ética. En el estudio de la percepción confluyen concepciones, metodologías y formulaciones -históricas y actuales- que la convierten en un fenómeno difícilmente restringible a una única disciplina, del que se derivan hipótesis que circulan por ámbitos epistemológicos diversos. Todo ello conforma un corpus dinámico de conocimiento indisciplinado que comprende también a la literatura y al arte como lenguajes que además de nutrirse de los sentidos nos permiten investigarlos mejor. Las perspectivas científicas, humanistas y literarias que aquí convergen inciden en las relaciones de la percepción con la memoria, la emoción o el conocimiento, e interrogan en qué modo el estudio desde las humanidades puede aportar claves al entendimiento de la percepción como proceso cognitivo; el camino inverso conlleva preguntarse cómo las ciencias cognitivas pueden ayudar a comprender mecanismos propios del arte o la literatura. [seguir leyendo…]

 
Literatura y ciencia del percepto | Víctor E. Bermúdez
Dice la semiótica que la ciencia y la filosofía trabajan con conceptos, mientras que la pintura y la música lo hacen con perceptos -los "perceptos" son los objetos de la percepción, el producto mental del proceso perceptivo-; la literatura, sin embargo, en su condición bicéfala de arte y conocimiento, opera entrelazando ambos elementos. Entre las funciones del lenguaje literario se encuentran las de enunciar, cualificar, organizar y rearticular la percepción, lo cual hace del texto un material proclive para el estudio de procesos de la cognición humana como la conceptualización o la abstracción de lo percibido. Justamente, uno de los modos en los que la literatura sirve como repositorio de información perceptiva consiste en ponderar el peso del contenido conceptual y perceptual de un texto mediante análisis que visibilicen datos cognitivamente relevantes sobre la manera en la que la literatura indaga la estructura de la percepción. Así, por ejemplo, en
La poétique du regard, Pierre Ouellet proporciona diversos estudios literarios informados teóricamente desde la semiótica, la fenomenología y las ciencias cognitivas. Pero, ¿cómo se circula el camino en dirección inversa? Fruto del creciente interés que la ciencia muestra por estudiar la percepción a través del arte es el surgimiento de la neuroestética. Esta disciplina investiga empíricamente los procesos de la creación y la contemplación del arte a escala neuronal, interesándose además por la experiencia emocional, perceptiva y mnemónica del ser humano en contacto con la música, la pintura o la literatura. La neurociencia parte de la convicción de que explorar la experiencia estética y la estructura de los lenguajes artístico-literarios -y de sus procesos de generación- puede ayudar a comprender el cerebro. Pero a la vez que la neuroestética aborda los mecanismos de la creación y la contemplación pictórica, literaria o musical, también investiga la naturaleza de operaciones mentales como la conceptualización, la ambigüedad o la abstracción, y con ello involucra directa o indirectamente asuntos que tienen una larga trayectoria en las humanidades. Contar con instrumentos y métodos científicos para estudiar los micro-mecanismos de los procesos perceptivos permite contrastar ideas que circulan por diferentes ramas de la filosofía desde la antigüedad clásica, pero cuyas repercusiones resultan ahora ineludibles para la ciencia. Asimismo, muchos de los razonamientos presentes en la fenomenología y en la semiótica contemporáneas encuentran en las ciencias cognitivas formas nuevas de verificación empírica, actualizando así ideas que han sido formalizadas fundamentalmente en el plano teórico. [seguir leyendo…]

 
De los fotones a la cognición: Percepción, memoria y arte en el cerebro | Alejandro Galvez-Pol
La cognición, en términos generales, requiere de tres procesos fundamentales: la codificación, la consolidación y la recuperación de información. En la fase de codificación, los eventos externos son percibidos a través de nuestros sentidos y transformados en representaciones mentales. Mediante la transformación y atribución de cognición significante a los estímulos que encontramos en nuestro medio -luz, sonidos, etc.- es posible computar interacciones funcionales con nuestro entorno. Un ejemplo paradigmático de este proceso ocurre al percibir el cuerpo de los demás: observar como otros se mueven y expresan no implica mera captación de fotones, sino que conlleva codificar en el cerebro una representación corpórea que activa las mismas áreas corticales que utilizamos para mover y sentir nuestro propio cuerpo. La activación de estas áreas cerebrales refleja asociaciones sensoriales desarrolladas mediante la interacción de nuestro propio cuerpo con los demás, habiendo sido vinculada a procesos cognitivos que nos permiten imitar, entender, sentir y aprender de otros cuerpos. Es importante destacar que la transformación y codificación de eventos externos en cognición significante no emerge en un vacío cognitivo, sino en un marco funcional donde la percepción, al servicio de la acción, requiere de aprendizaje y actualización de nuestro conocimiento. Este postulado implica, al menos, tres ideas: i) la percepción es maleable, ii) las acciones retroalimentan la percepción, y iii) la interacción entre ambos sistemas requiere de un mecanismo que pueda afectar la conducta futura en relación a la experiencia ya adquirida. Este último punto implica que la información debe ser almacenada -o consolidada- en forma de memorias que puedan ser más tarde utilizadas para guiar la conducta de un modo adaptativo y funcional. Debido a su relación de interdependencia, estudiar adecuadamente conceptos complejos como el de
percepción requiere entender su relación con procesos mnemotécnicos, así como también plantear su abordaje desde una aproximación interdisciplinar. Los nuevos modelos de la memoria, que gracias a las nuevas técnicas de neuroimagen y decodificación neuronal prosperan actualmente, apuntan precisamente en esta dirección. [seguir leyendo…]

 
Imágenes de interioridad: Luz y poesía | Débora Ochoa
Una imagen instantánea en blanco y negro tiene su fundamento contrastante en la luz natural o artificial en la que está contenida. Al suprimirse o extraerse el color, la fotografía ahuyenta de la percepción unas euforias dando paso a otras, de carácter y humor distinto, que si se quiere generan una atmósfera propia. Cada estímulo, podríamos acordar, evoca distintas sensaciones, estando la de nostalgia o noción de algo pasado más presente en eso que carece de coloración, como si el paso del tiempo pudiera extraer de las cosas la vitalidad ligada, para decirlo sencillamente, a lo solar, al calor, al brillo de la exposición y la generación de las formas en un presente. ¿Qué son los pinos en la oscuridad de los colores? Una vez deshecho su verde inherente en la monocromía opaca, surge del ramaje la forma ordenada de unos tallos casi transversales al tronco fino y agudo, que asciende todo lo que desea, casi desconsolado. Pero más hondamente aguarda por descubrirse el secreto órfico inasible, la verdad pitagórica que se dibuja en un espacio ajeno al nuestro, las formas ideales, las geometrías que existen sólo a partir de las palabras. Mientras el ojo asocia la parte figurativa del pino en blanco y negro con otras formas, cae en la cuenta de un cono y un triángulo irremediables, que, tras de sí, en sus deformaciones vegetativas, portan sombras aún más inasibles y bellas de un pino ideal del que la fotografía sólo nos revela un cadáver de convexidad. De este modo es invitada al campo visual la silueta del pino, así como su importancia soberbia en nuestras mentes y su carácter cuasi divino, su imagen en nosotros que se aleja de la palabra que lo nombra.
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La belleza de lo inesperado: ¿Por qué nuestras predicciones modelan nuestra percepción? | Nicola Molinaro
Antes de empezar a leer este texto, la mente del lector desarrollará expectativas -predicciones- sobre lo que va a leer. Será el conocimiento disponible -como, por ejemplo, el título- lo que guiará el desarrollo de dichas predicciones. Éstas, en cambio, limitarán la forma en la que se entiende cada una de las oraciones, con el propósito de captar la idea general del texto lo más pronto posible y ahorrar recursos neuronales y cognitivos para otras actividades. Esta es la manera en la que procesamos textos y, más generalmente, el ambiente, ya que nuestras predicciones modelan nuestras percepciones. Clásicamente, la percepción ha sido considerada como un proceso en el que, tras un estímulo de entrada que impacta contra nuestros sentidos, una cascada de procesos neurocognitivos convierten la información física externa en una representación semántica interna. Por ejemplo, cuando percibimos la letra A, las regiones visuales primarias procesan la longitud, la orientación y la intersección de las tres barras que constituyen el
input visual. Luego, las tres barras se fusionan en una representación ortográfica mucho más compleja -nuestra memoria interna del visual A independientemente de la tipografía, el color y la caligrafía, del estímulo en sí-, entonces se activa el sonido relacionado al fonema /a/ y, posiblemente, todo el conocimiento semántico relacionado con esta letra -que es la primera letra del alfabeto, que es una vocal, etc.-. Esta secuencia de actividades neurocognitivas puede ser definida como un proceso "de-abajo-a-arriba" (bottom-up) en el cual accedemos a nuestro conocimiento interno basados en el input sensorial. [seguir leyendo…]

 
La percepción del lenguaje y la eficiencia computacional | Itziar Laka
Nuestra sensación al conversar es que escuchamos palabras y oraciones enteras y que de forma instantánea comprendemos su significado. Sólo hay un aspecto de esta sensación que se corresponde con la realidad: nuestra percepción del lenguaje sucede a una enorme velocidad, en milisegundos, mucho más rápido de lo que nuestra autoconsciencia puede detectar. La impresión de que la comprensión del lenguaje es instantánea y tremendamente sencilla ha hecho que pensemos que el propio lenguaje es simple y fácil de abordar desde el punto de vista científico. Esa impresión de inmediatez es un espejismo cognitivo que ha retrasado nuestra comprensión. En el procesamiento del lenguaje hay una larga serie de procesos como la decodificación fonológica, la segmentación de los elementos léxicos, la determinación de la estructura sintáctica, por citar algunos, que a su vez se subdividen en una multitud de tareas que nuestro cerebro lleva a cabo automática e ininterrumpidamente a lo largo de nuestra vida, comenzando antes de que hayamos nacido, al escuchar el ritmo del sonido del habla que llega filtrado a través del cuerpo de nuestra madre atravesando el líquido amniótico. El lenguaje implica una inexorable cadena de eventos mentales, mediados por una señal externa a nuestro organismo. Al igual que en las demás áreas de la cognición, como la memoria o la visión, sería ineficiente computar más información de la estrictamente necesaria porque retrasaría la velocidad de procesamiento. Así que nuestro cerebro, desarrollado bajo una gran presión evolutiva donde sobrevive quien antes y mejor percibe, es capaz de construir expresiones lingüísticas a partir de poquísimas pistas perceptuales y mediante la predicción basada en el recuerdo de eventos previos. Predecimos la mayor parte de lo que escuchamos porque trabajan en coordinación los procesos de percepción de lo concreto a lo abstracto y los fenómenos de predicción de lo abstracto a lo concreto.
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Y recuerdo una sensación de tirantez en la piel | James Wilkes
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Neuroestética | Anjan Chatterjee
Cualquier debate sobre estética empírica puede remontarse a los escritos de Gustav Feschner. Feschner tuvo tres ideas fundamentales que fueron relevantes para la estética. Primero, se dio cuenta de que las propiedades de la mente están sistemáticamente relacionadas a las propiedades el mundo. Esta idea dio paso al desarrollo de la psicofísica como un campo de estudio. En segundo lugar, Fechner pensó que la estética podía ser aborda "desde abajo", es decir que podría inferirse un entendimiento de la estética empíricamente más que deducido a partir de los principios iniciales. En tercer lugar, Fechner reconoció que la relación del mundo y la mente era mediada por el sistema nervioso. Esta mediación implicaba que además de una psicofísica externa, existía una psicofísica interna, incluso pese a que en esa época no existían las capacidades técnicas para tal empresa. La posición del sistema nervioso como mediador de las propiedades de nuestra mente y del mundo es la base de la ciencia cognitiva contemporánea y en el contexto de una estética desde abajo, es la base de la neuroestética moderna. A cualquier empresa científica que desee comprender un ámbito complejo, como la experiencia estética, le resulta fundamental descomponer el ámbito en las partes que lo componen. Hemos propuesto una tríada estética como vía para enmarcar dicho análisis de componentes. La tríada consiste en sistemas sensoriales/motoros, emoción/recompensa y conocimiento/semántica. Utilizando este marco general es posible diseñar experimentos que establezcan las bases biológicas de la experiencia estética. Como caso de estudio, podríamos preguntar cuál es la base neuronal de la experiencia estética de ver rostros hermosos. Algunos experimentos de las dos últimas décadas han mostrado que los rostros bellos involucran partes específicas del córtex visual, el área de la cara fusiforme y las regiones adyacentes, particularmente sintonizadas en el procesamiento de rostros y de objetos. Además, los rostros bellos activan partes de nuestro sistema de recompensa (
reward system) en el cerebro, incluyendo la corteza prefrontal ventromedial y el estrato ventral. Sucede que los rostros bellos implican estas áreas incluso cuando al observador no se le pregunta explícitamente sobre la belleza. Es como si nuestros cerebros respondieran a la belleza incluso cuando estamos pensando en otros aspectos del rostro, como su identidad o sus características perceptivas. Estos descubrimientos son un ejemplo de los sistemas sensorial y de recompensa que interactúan para dar lugar a la experiencia de la belleza facial. [seguir leyendo…]

 
Cinco poemas | Rafael-José Díaz

Frente al llano de Ucanca

Ahora que,
por primera vez en todo el día,
ves un poco de azul
entreabierto en el cielo por encima
de las últimas nubes, después de conducir
por curvas siempre iguales a través
de la niebla de abril -en este último
invierno de la isla sin inviernos-,
miras
todos esos caprichos que una vez fueron dones,
el llano estremecido bajo el paso
de las nubes que viajan tenaces sin destino,
las piruetas que traza, equilibrista, la lava
desde hace milenios
o la pasividad de las retamas,
cuya fuerza reside en saberse estar quietas cuando la niebla decide atravesarlas;
miras
lo que siempre has venido aquí a mirar
y sientes, por primera vez,
que no hay nada que ver, que todo
lo mirado otras veces no fue acaso mirado
o que un ojo que mira
es una forma de estar más cerca del abismo
donde no hay ojo ni abismo
ni retamas ni nubes ni volcanes.

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